Endesa actualiza su plan estratégico con 4.400 millones para cerrar tres centrales

José Bogas, consejero delegado de Endesa, y Juan Sánchez-Calero, presidente (Chema Moya / EFE).
José Bogas, consejero delegado de Endesa, y Juan Sánchez-Calero, presidente (Chema Moya / EFE).

Endesa ha actualizado el plan estratégico 2019-2021 para adaptarlo a una realidad de negocio enfocada cada vez más a las renovables. Lo ha hecho bajo presión. Los analistas examinan con la máxima atención la situación de la compañía. Tanto, que la semana pasada, la eléctrica tuvo que adelantar el anuncio del cierre de las centrales de carbón de As Pontes (A Coruña) y Litoral (Almería) que llevaban más de medio año funcionando al ralentí. La actualización del plan, que será presentado en noviembre, recoge inversiones para las zonas más afectadas por los cierres -Teruel, Almería y Galicia- que rondan los 4.400 millones de euros en los próximos cuatro años.

La inversión prevista en las comarcas afectadas por el cierre de centrales se centrará en el desarrollo renovable. En Almería, Endesa prevé una inversión de 1.800 millones; otros 1.600 millones se invertirán en Galicia y 1.000 llegarán a Teruel. Es dinero que forma parte de un plan a más largo plazo centrado en las energías limpias. El consejero delegado de la eléctrica, José Bogas, quiere que Endesa desarrolle hasta un 15% de los objetivos de energías limpias esbozados en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) .

Gráfico carbón.
 

Es un objetivo ambicioso, admiten fuentes de la empresa. Obligará a instalar 1.000 MW renovables al año durante la próxima década. Más de 10.000 millones de inversión para mudar de piel y dejar atrás la imagen de compañía contaminante. Endesa Generación es la empresa operadora con el parque de centrales de carbón más importante (5.167,8 MW). Le siguen Naturgy (1.909,3 MW) y EDP (1.224 MW). A continuación se sitúan Viesgo (869,9 MW) e Iberdrola Generación (833,5 MW).Para Endesa, el cierre de centrales de carbón deficitarias no es sólo una cuestión de dinero.

La eléctrica ha estado tiempo en lo más alto del ranking de empresas contaminantes, según el Observatorio de la Sostenibilidad. En 2017, Endesa habría emitido casi una cuarta parte (un 24%) de las emisiones del país. En total, 33,6 millones de toneladas equivalentes de CO2, un 15,3% más que en 2016. Ahora se impone un giro en la estrategia. Manda lo verde y se analizan oportunidades entre  activos que están en venta, como la división renovable de ACS, Zero-E. 

El paso está dado. La eléctrica ya ha comunicado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) que los próximos resultados trimestrales van a recoger un deterioro del valor contable de sus activos de generación con carbón de hasta 1.300 millones de euros. En la práctica, supone valorar las centrales térmicas en cero euros.

Endesa ya presentó el pasado diciembre la solicitud formal de cierre de las centrales de carbón de Andorra (Teruel) y Compostilla (León). Consideró entonces que las actuales circunstancias regulatorias y de mercado hacían imposible abordar las inversiones necesarias para que las centrales cumplieran con los nuevos límites de emisiones establecidos por la Unión Europea, que entrarán en vigor el 30 de junio de 2020.

Endesa sigue los pasos que ya dio el año pasado Naturgy. La antigua Unión Fenosa, con Francisco Reynés al timón, aprobó reducir en 4.900 millones la valoración de sus activos nucleares y de carbón en España. En el proceso de transición energética, el Ministerio de Transición Ecológica consideraba probable que a partir de 2020 se cerrarán al menos siete de las 15 centrales térmicas de carbón que funcionan en el país.

La realidad es que el proceso se ha acelerado. A partir del próximo año, sólo tres centrales de carbón cuentan en los planes de negocio del sector eléctrico: las dos de EDP en Asturias y la de Viesgo en Cádiz. Eso no significa que las empresas propietarias de las instalaciones ignoren que el negocio tiene fecha de caducidad. EDP va a cerrar uno de los grupos de la central de Aboño en los próximos meses. Y el consejero delegado del grupo, Rui Teixeira, ha dado por hecho que si las dos centrales quieren prolongar su funcionamiento más allá de 2030 tendrán que quemar algo distinto al carbón: gas, biomasa e, incluso, basura.

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